La clave principal del éxito de Amazon está en el cliente, que se encuentra en el centro de todas las decisiones. La compañía piensa constantemente en buscar precios competitivos, ampliar su oferta, mejorar y simplificar el proceso de compra, facilitar al máximo la devolución de los productos, evaluar la satisfacción de los consumidores y, sobre todo, analizar cada clic que los usuarios hacen en su tienda ‘online’. Es lo que se conoce como ‘cultura de la métrica’. Todas las decisiones que toman están basadas en el análisis detallado de una cantidad ingente de datos estructurados por objetivos. De estos, el 80% está relacionado con el consumidor. Así, sólo el proceso desde que el cliente hace su pedido hasta que lo recibe es analizado por más de 300 métricas distintas.
Pensando en el cliente, Amazon también aprovecha la tecnología para simplificar y mejorar la experiencia de compra, aparte de posibilitar que la compra sea accesible desde cualquier sitio y momento. Por ejemplo, en el último Black Friday, «Teruel fue la quinta provincia de España que más compró y los pueblos de Aragón que tienen menos de 10.000 habitantes compran online un 10% más que la media española porque muchos de ellos están a unos 25 o 35 minutos de viaje de un centro en el que poder realizar sus compras». Y, por supuesto, hay que pensar también en la política de devoluciones para ver «como no tener retornos o limitarlos al mínimo». El cliente no devuelve el producto porque no tiene nada mejor que hacer, sino porque no está satisfecho y eso es malo para nosotros».
¿Por qué cada vez más gente prefiere comprar en Amazon antes que acudir a un establecimiento físico? La respuesta está en la facilidad y en la rapidez. La compañía de Jeff Bezos ha sido capaz de reducir al máximo el tiempo entre el clic de la compra y la entrega del producto.
Amazon hace tiempo que no es sólo una tienda ‘online’. Se trata de una enorme plataforma que ha apostado por una oferta de servicios cada vez más diversificada. No sólo vende cualquier producto que podamos imaginarnos, sino que, además, también ofrece contenidos (Kindle o Fire TV), videojuegos (Game Studios) o servicios para empresas (Amazon Web Services). Aun así, Bezos y los suyos no se conforman. Los tentáculos de Amazon comienzan a llegar también al mundo físico. El pasado año, la compañía abrió su primer supermercado físico en Seattle, en principio sólo para empleados. Se trata de un proyecto futurista, sin colas ni cajeros ni pagos en efectivo.
Pero no nos engañemos, buena parte del éxito de Amazon tiene que ver con el talento de su creador y con su visión de futuro. Estamos ante un auténtico visionario. Sólo así se entiende que lo que fuese una pequeña librería ‘online’ haya acabado convertido en un gigante.
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